
Tomar la decisión de acudir a una consulta de psicoterapia es un gesto valiente y, muchas veces, fuera de la zona de confort. Normalmente quien viene por primera vez lleva atrás miedos, prejuicios, y sobre todo, expectativas.
Es frecuente tomar la decisión en un momento crítico que nos empuja a pedir ayuda. Estos momentos críticos también nos hacen sentir cierta urgencia por resolver el malestar que experimentamos.
Resulta importante contextualizar y entender cómo se realizan los cambios más profundos en nuestras vidas. Para explicar este proceso me gusta utilizar la metáfora del bambú japonés que en su día leí en un libro de Dolores Mosquera.
Como todos sabemos, la impaciencia no es amiga del agricultor, especialmente de quien cultiva el bambú japonés.
Esta planta requiere de riegos y cuidados constantes, especialmente cuando se siembra. Durante los primeros siete años no se aprecia movimiento en la tierra donde se plantó la semilla y, una persona inexperta daría por fracasada la siembra.
Sin embargo, cuando llega el séptimo año, durante apenas seis semanas, la planta de bambú atraviesa la superficie ¡y crece hasta 30 metros de altura!
¿Significa esto que tarda sólo seis semanas en crecer?
Pues no, lo cierto es que crece durante siete años, generando un complejo sistema de rizomas (raíces horizontales en forma de red) que le sirven como soporte para el desarrollo en vertical que tendrá lugar después.
Es fácil caer en la búsqueda de soluciones rápidas, atajos y triunfos superficiales olvidándonos de que la clave del éxito es el crecimiento interior, el cual necesita tiempo y dedicación.
La impaciencia no es amiga de quien desea cultivar bambú japonés, pero tampoco de quien busca un cambio positivo en su vida. Si abandonamos al no ver los resultados esperados a corto plazo, nos quedamos sin ver que estábamos a punto de conquistar la meta.
Es importante entender que, en muchas ocasiones, creeremos que nada sucede y que esto nos hará sentir frustración.
Para estos momentos, recordar el ciclo de maduración del bambú japonés nos ayudará a no abandonar mientras estamos creciendo internamente, mientras estamos creando nuevos hábitos y dejando atrás viejos patrones que no nos sirven de nada. Cuando el cambio deseado se materialice, todo lo construido durante el proceso terapéutico servirá de soporte y garantizará un crecimiento sólido.
El proceso terapéutico, en resumen, exige compromiso, introspección, confianza y, sobre todo, paciencia.
Raquel M. Ruiz Pérez
Psicoterapeuta